“Watu”, el crimen que cambió la historia de la UNS

La mañana del 3 de abril de 1975 iba a cambiar la historia de la Universidad Nacional del Sur (UNS) en Bahía Blanca.

En los pasillos de avenida Alem al 1.200 se cometió un asesinato.

El asesinado fue David Cilleruelo, “Watu” para todos. El apodo le fue adjudicado por su parecido –según sus compañeros y amigos- a los integrantes de la tribu africana watusi.

Foto: David Cilleruelo

“Watu” era de General Roca y estudiaba ingeniería en la UNS, además de militar en la Federación Comunista. Esa mañana la universidad estaba atiborrada de alumnos que se iban a anotar para ingresar a las distintas carreras.

David repartía volantes de su agrupación.  En ese momento entraron a los pasillos Jorge “Moncho” Argibay, su hijo Pablo y Raúl Aceituno. “Moncho” chequeó la identidad de “Watu” y le disparó en la nuca. Argibay se permitió decirles a los testigos una frase siniestra: “Pobre, se golpeó la cabeza contra la pared”. La banda salió, abordó el Ford Falcon en el que habían llegado y regresaron a la sede central de la universidad en avenida Colón 80.

Daniel Argibay declaró: “Mi padre decía que le quiso dar un cañazo en la cabeza, se disparó su pistola y (el estudiante) falleció. Estaba acompañado por mi hermano”.

Los compañeros de “Watu” lo llevaron al Hospital Municipal, pero la cirugía de urgencia no fue suficiente: “Watu” murió 2 horas después de recibir el disparo. En la Policía Federal, los testigos del hecho presentaron la denuncia. Y se encontraron con una respuesta que no fue insólita: “¿Por qué no lo arreglan por mano propia?”, fue el consejo de los agentes que los recibieron.

“Watu” había sido marcado al menos en 2 ocasiones: en el velatorio del obrero y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Luis Jesús “Negrito” García. Al “Negrito” lo chuparon de su casa de Jujuy y Entre Ríos de Bahía Blanca la madrugada del 22 de septiembre de 1974. Su cadáver fue abandonado junto a un camino de tierra. Tenía 18 años. Había sido la Triple A.

Foto: Luis Jesús “Negrito” García

Y la otra en una asamblea en la UNS en marzo de 1975, pocos días antes de su asesinato. Ahí “Watu” participó de una reunión en la que se denunciaba el accionar de Remus Tetu, el rector nazi de la Universidad Nacional del Sur.

Fue precisamente Remus Tetu uno de los que ordenó el crimen de “Watu”. Tetu y el titular de la Confederación General del Trabajo (CGT) Bahía Blanca en ese momento, Rodolfo “Fito” Ponce, eran los que lideraban la Triple A bahiense y se encargaban de marcarle los “trabajos” al brazo armado que mató a “Watu”. También el abogado y profesor universitario Néstor Montezanti es otro de los señalados como uno de los que entregaba nombres a los asesinos.

Tal era la impunidad con la que funcionaba la Triple A que Tetu llegó a ser rector y profesor de Lógica de la Filosofía de la UNS, sin habérsele constatado nunca su título. Decía que lo había obtenido en la Universidad de Bucarest (Rumania) –de donde era oriundo-, amparado por la situación de guerra vivida en su país y por su condición de exiliado político. Lo que sí se comprobó es que perteneció a la Ustacha croata, una organización terrorista aliada al nazismo.

Tetu y Ponce ya fallecieron.

Foto: Remus Tetu

¿Qué era la Triple A?

La Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) era una organización paraestatal creada por José López Rega, ministro de Bienestar Social del tercer gobierno de Perón entre 1973 y 1975 y por el comisario general de la Policía Federal de ese entonces, Alberto Villar.

Desde ahí la idea era “terminar con los zurdos”, todo aquello que tuviera alguna relación con la izquierda o los dirigentes del campo popular.

Se le adjudica la desaparición y muerte de entre 700 y 1.100 personas, entre las que se incluyen familias enteras y casos emblemáticos como los crímenes del senador Hipólito Solari Yrigoyen y el padre Carlos Mugica.

Foto: José López Rega

Amenazaba con las famosas listas negras en las que había científicos como Manuel Sadosky; periodistas como Pepe Eliaschev; psicoanalistas como Marie Langer; artistas como Héctor Alterio, Mercedes Sosa, Pino Solanas, Norman Briski, Inda Ledesma, Armando Tejada Gómez, David Stivel, Luis Brandoni, Horacio Guarany o Nacha Guevara; políticos como José Ber Geldbard y sacerdotes como el obispo de Mar del Plata, Eduardo Pironio o el de La Rioja, Enrique Angelelli.

Además López Rega era miembro de la logia masónica irregular Propaganda Due (P2), dirigida por Licio Gelli desde Italia.

Como dice la integrante de HIJOS Bahía Blanca, Alejandra Santucho: “La Triple A fue la antesala de lo que vino después con la dictadura”.

 

Al banquillo

Merced al fallo de 2006 del juez federal Norberto Oyarbide, los delitos cometidos por la Triple A fueron declarados de lesa humanidad.

45 años después del crimen de “Watu” se está juzgando en nuestra ciudad a 4 personas acusadas de pertenecer a la Triple A bahiense: Raúl Roberto Aceituno, de 70 años; Juan Carlos Curzio –el mejor piloto de speedway de la Argentina en los 60, 70 y 80-, de 76; Héctor Ángel Forcelli –ligado a la Asociación Empleados de Comercio y encargado del autódromo de la entidad, exjugador de básquetbol y consejero en la Liga del Sur-, de 71 y Osvaldo Omar Pallero, de 78.

En el caso de Aceituno pesa otra acusación: haber participado del asesinato de Cilliruello.

También estaba acusado Héctor Oscar Chisu, pero falleció en diciembre del año pasado.

Foto: Los acusados

A la Triple A bahiense se le adjudican entre 25 y 40 crímenes.

Así y todo no se detienen. El juicio desnudó que el tiempo no pasó para estos personajes. Cristina Leiva, una de las testigos, declaró que el imputado Curzio la llamó en marzo de este año. Si bien Leiva dijo que no se sintió amenazada ni intimidada, dejó en claro que “a veces no es necesario hablar”.

El fiscal Pablo Fermento agregó que “el mensaje no era sólo para ella, sino para todos los testigos convocados. Hay mucho miedo en torno a este juicio. Ese llamado no tenía otro objetivo más que intimidar y condicionar el testimonio. Es muy difícil llegar a los testigos y que presten su declaración”.

 

Fuentes: agencia Paco Urondojuiciobahiablanca.wordpress.com y El País de España

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