Cecilia, el enigma de un “loquero”

-Con el mismo misterio que llegó, se fue una noche.

La frase es de un compañero de trabajo de la doctora Cecilia Enriqueta Giubileo. De esa noche ya pasaron 40 años. Desde que la causa fue archivada, 25.

Cecilia tenía 39 años esa noche/madrugada entre el 16 y 17 de junio de 1985.

Llegó al neuropsiquiátrico Montes de Oca de la localidad bonaerense de Torres a las 21.30. Ese lugar estigmatizado con la palabra “loquero”. Dejó su Renault 6 blanco estacionado. Entró, se cambió los zapatos en la Casa Médica y empezó su trabajo: atender a un paciente con urticaria, firmar un acta de defunción y otras tareas.

Pasada la medianoche pidió un cigarrillo, lo fumó y se fue a descansar a la Casa Médica.

Nunca más se la vio.

 

+++

Cecilia Giubileo nació en 1946 en General Pinto (provincia de Buenos Aires). Su familia –sus padres y 4 hermanos- tenía una muy buena situación económica.

Estudio Medicina en Córdoba en los años 60, momento en el que también militaba en sectores de izquierda.

En 1972 se casó con el músico Pablo Chabrol, cuyos hermanos eran integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Una familia peronista: el suegro de Cecilia había sufrido un simulacro de fusilamiento durante la autodenominada Revolución Libertadora.

Tras el casamiento se fueron a vivir a Gijón (España). Antes de que se cumpliera el año, Cecilia se separó y volvió a la Argentina.

Completó sus estudios y en 1973 se recibió de médica. En 1974 entró a la Colonia Montes de Oca. Alquilaba una casa y un consultorio.

No se sabe mucho más de su vida. Como decía un compañero: “Era una persona hermética”.

+++

Como Cecilia no volvía de su descanso en la Casa Médica, la fueron a buscar. Su cama estaba sin tender, sus zapatos de calle seguían sobre la mesa de luz, como su auto estacionado en la puerta. Lo que faltaba era su maletín y la cartera. Para todos se había ido. Pero ¿en qué?

La Colonia Montes de Oca tenía más de 250 hectáreas parecidas a un bosque de película de terror y con una ciénaga peligrosa para andar caminando de noche.

Recién al quinto día de su desaparición se hizo la denuncia.  Insólitamente el director de la Colonia, Florencio Sánchez, optó por decirle a la Justicia que “la doctora Giubileo hizo abandono del lugar de trabajo”.

La buscaron por todos lados, siguieron pistas falsas, fueron y vinieron… pero nada.

Teorías de su desaparición hay varias: que estaba investigando el tráfico de órganos de los fallecidos en la Colonia, que iba a denunciar la administración fraudulenta que hacía el director –Sánchez fue condenado años después por esta razón-, que su relación con la izquierda podría haberla hecho blanco de alguna cuenta pendiente de los años de la dictadura, que se había ido a Ecuador con una secta…

Le hicieron caso a lo que dijo una vidente: “Su cuerpo está en el agua”. Revisaron el tanque pero sólo había un cadáver de gato.

Se escuchó un audio con su supuesta voz: “No me busquen más… estoy bien… con amigos”. Falso.

Lo más acertado fue lo que dijo su madre: “Unos días antes de su desaparición, Cecilia me dijo que tenía miedo, que la amenazaban…”.

-Mamá, estoy viviendo un calvario.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *