Un paisito que duró 386 años

Parece que la poderosísima familia Médici no era muy amable con los que les debían guita. Un día fueron, le golpearon la puerta al Papa y le dijeron: “Capo, nos debés 25.000 florines de oro  ¿Cómo hacemos? Tenemos unas tierras tuyas en garantía”.

No quedó otra. Los Estados Pontificios tenían que ceder las tierras porque la teca no estaba.

Los Médici anexarían ese territorio a la República de Florencia –en ese entonces Italia estaba conformada por varias repúblicas- pero se equivocaron al sumarlo a sus tierras: unos tomaron un río como límite y los otros, un arroyo, separados por pocos kilómetros. Esa diferencia de espacio quedó en un limbo ni de unos ni de otros.  Tanto de un lado como del otro se desentendieron de reclamarlo. Parece que ambos gobiernos estaban ocupados en otros temas.

Los 300 habitantes de ese pedacito de tierra de unas 330 hectáreas en el centro de la hoy Italia rápidamente se declararon independientes de la República de Florencia y de los Estados Pontificios. Así nació Cospaia en 1440.

Inventaron un sistema de gobierno con que el que los actuales libertarios estarían en la gloria: no había impuestos, no había Estado, ni Policía, ni sistema Judicial, ni presidente, ni rey… ni nada. Sólo un Consejo de Ancianos que regía muy poquitas cosas como la moralidad o la aceptación de extranjeros. La frase de cabecera de Cospaia fue “Firme y eterna libertad”.

(Foto: Bandera de Cospaia)

El gran negocio del flamante país fue el tabaco. Parece que alguien consiguió unas semillas y probó. Cospaia pasó a ser el mayor productor y con eso vivían las 30 familias cospaienses. Tenían el monopolio del tabaco porque la Iglesia lo había prohibido en los demás estados -incluso algunos fumadores fueron amenazados con la excomulgación.

Por Cospaia pasaban mercaderes de todos los rincones de Italia para hacer negocios de lo que quisieran. Y también habían decidido que ahí los prohibidos judíos y marginados en otras regiones, iban a poder hacer su comercio sin problemas.

Así funcionaron hasta 1826. Toda esa libertad la convirtió en un reducto de contrabandistas y de aquellos que escapaban de la Justicia de otros países. La Iglesia presionó con León XII a la cabeza y Cospaia se dividió entre los Estados Pontificios y el Gran Ducado de la Toscana.

Las 14 familias que quedaban recibieron en compensación una moneda de plata y el permiso para seguir explotando el tabaco aunque rápidamente fueron absorbidos por los terratenientes de los 2 países a los que ahora pertenecía la otrora república libre.

Algunos nostálgicos de la era de “Firme y eterna libertad” hacen hoy una celebración anual para recordar los buenos tiempos.

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