Que Latinoamérica se le convirtiera en nazi era una de las preocupaciones de los Estados Unidos durante y tras la Segunda Guerra Mundial.
Entonces puso en marcha un plan: “Política del Buen Vecino”. La idea era mandar gente que se hiciera amiga de los sureños y acercarlos a la idea de que lo mejor era un mundo controlado por USA.
Uno de los que vino fue Walt Disney… junto a 18 dibujantes. Paró en Brasil, la Argentina y Chile. Y empezó a dibujar con la idea de agradar a brasileños, argentinos y chilenos.
En Brasil dibujó al loro Pepe Carioca que aparece en Los Tres Caballeros y en la Argentina a un Goofy Gaucho medio raro. Hasta ahí, Walt había zafado de las críticas. Pero en Chile no pudo hacer los amigos que le encargaron que hiciera.
El avioncito Pedrito no les cayó bien a los chilenos. Cruzaba la Cordillera de los Andes llevando correspondencia y al parecer, no tenía nada que ver con la idiosincrasia chilena.
Pepo transformó el enojo en creatividad. En 1949 le dio luz a Condorito. El ave símbolo de Chile fue una forma de decir “esto sí nos representa”.
¿Quién era Pepo? El dibujante chileno René Rodolfo Ríos Boettiger. Publicó su primera caricatura a los 7 años en el diario El Sur de Concepción, su ciudad. Y a los 10 años hizo su primera exposición. Había nacido para el dibujo, aunque siempre dio una recomendación: “Para el dibujo se necesita una cultura general amplia, hay que tener conocimientos de historia, psicología, arquitectura. No basta saber inventar diálogos…“.
Antes de Condorito creó la historieta Pobre Diablo y se volcó al humor político. Pero el 6 de agosto de 1949 sería el inicio de su mayor éxito. Falleció el 14 de julio de 2000 a los 88 años. Sus cenizas fueron dejadas en el mar frente a su casa de El Quisco. Sólo pidió una cosa para su Condorito que seguiría editándose por otros: “Que no se case, que no tenga hijos y que no envejezca”.
Hay mucho más para decir: el intendente que convirtió a su ciudad en un enorme merchandising de Condorito, la verdadera ciudad que sirvió para diseñar Pelotillehue, los otros personajes… y hasta la intervención de un gigante de la televisión mexicana en la edición de la revista… quizás todo eso se pueda encontrar en “El Hocicón”, diario pobre pero honrado.