“Vengan a mí todos los de estómago cansado”

Parece que en algún momento los restaurantes cumplieron su misión: dar de comer a cambio de una paga.

Pero ¿cuál fue el primer restaurante y por qué se lo llamó así?

El francés Boulanger comenzó a ofrecer distintos tipos de sopas –por la facilidad de que estuvieran listas a la hora en la que llegaran los comensales- y algún que otro plato –se habla de uno de patas de oveja cocinadas a fuego lento en salsa blanca. Y se los servía en mesas individuales.

El francés recurrió al marketing. Boulanger jugó con el latín y con aires biblícos: escribió en una pizarra “Vengan a mí todos los de estómago cansado, que yo los restauraré”. Ese restauraré fue el origen de lo que conocemos hoy como restaurante.

Desde ese 1765, el local de la calle parisina Des Poulies se convirtió en el primero parecido al concepto que tenemos hoy de restaurante.

Anteriormente hubo otros emprendimientos parecidos al del señor Boulanger: en la calle Cuchilleros de Madrid, 40 años antes, nació la Hostelería Botín, fundada por el francés Jean Botin y su mujer. Una idea que con el tiempo volvió y se parece a lo que hoy podemos ver en los complejos de cabañas: una posada que ofrece comida y alojamiento. La Hostelería Botín subsiste en Madrid con el nombre de Sobrino de Botin y está especializada en la comida tradicional castellana.

Siguen las historias: antes de la revolución francesa de 1789 muchos cocineros de la aristocracia abrieron sus propios restaurantes. Uno de ellos fue Mathurin Roze de Chantoiseau, un empresario que frecuentaba los círculos aristocráticos de París. Y apuntó a donde había que apuntar: a los que podían pagar. Los clientes se podían sentar en mesas separados, a diferencia de las tabernas, donde la gente ocupaba grandes tablas compartidas. Los comensales podían elegir entre varios platos de un menú fijo y pagaban en función de lo demandado.

La idea de Mathurin prendió: poco tiempo después se fundó La Gran Taberna de Londres. El propietario era Antoine Beauvilliers una autoridad de la gastronomía que escribió “El arte de la cocina” en 1814, un texto de referencia sobre la cocina francesa que combinaba los 4 fundamentos de la buena mesa: una sala elegante, camareros bien vestidos, una bodega selecta y una cocina de gran calidad. Fue el primer restaurante de lujo.

¿Qué papel jugó la Revolución Francesa para todo este movimiento de los restaurantes? Los cocineros de la aristocracia salieron a la cancha: se quedaron sin laburo en los palacios y empezaron a poner restaurantes para la nueva burguesía. Así fue que París, toda Francia y Europa comenzaron a capitalizar este nuevo negocio de dar de comer.

La cosa se fue puliendo. Hoy los restaurantes ya no son sólo un lugar donde ir a comer, la comida casi ocupa un segundo plano. Son sitios de citas amorosas, de encuentros con amigos, de cierre de negocios, de acuerdos políticos… y casi siempre, de sofisticación berreta.

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