No me asusta Milei

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta la maestra jardinera que delante de mí y de varias personas en el Rapipago, seguía acomodando su vuelto en vez de hacerse a un costado para que los demás pudiéramos irnos más rápido en una tarde de mucho frío.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el que pasa con el auto y moja a la anciana o a la madre con 3 hijos que esperan en la esquina en una noche de lluvia.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el médico que te cobra sin darte factura.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el empleado público que se lleva el papel higiénico de todos.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el administrativo de hospital que viendo como se te sale un pulmón de la tos que tenés, te rompe los huevos con el carnet de la obra social y el papelito del coso.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el periodista que no cuenta la historia completa.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el patrón que no te paga jornada completa o te pide que le factures.

A mí no me asusta Milei. A mí me asusta el dueño del bar que le pide que se vaya al pibe que entró a vender flores… y me asustan los que se quedan sentados en ese bar de mierda.

Y aunque insistan con su buena intención (como si la palabra pudiera convertirse en un ser), la que me asusta es la ecpatía.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *